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ENTRE LINEAS

El poder de un culo

El poder de un culo

El problema del matrimonio o de cualquier relación de largo recorrido, es que la costumbre fosiliza las dudas hasta anularlas, el temor hace pequeñas las distancias impidiendo su sana oscilación y, como consecuencia, el embrollo se incrementa dada la incapacidad de las personas para mantenerse a  la altura de los cambios. El resultado es el agotamiento,  con sus trifulcas, treguas  temporales, impulsos inútiles de huída y todas las estrategias de una larga guerra impopular.

 

El papel  del  sexo sirve, habitualmente, para distorsionar la apreciación de la distancia real entre los componentes de la pareja, de tal modo que ambos pueden sentirse muy cerca cuando, de hecho, su jodienda ha ido separándolos a velocidades asombrosas.

 

Eduardo y Eva habían tenido exactamente ese problema. Él se enamoró de su culo que sobresalía sutilmente y destacaba de su cuerpo pequeño y compacto. Cada día Eduardo esperaba ver el culo de Eva, al caminar, al sentarse o cuando se inclinaba para recoger alguna cosa. A sus amigos siempre les hacía el mismo comentario: “hay una chica en la oficina con el culo más bonito que podáis imaginar”.  Hasta ese momento había mantenido con ella una relación  civilizadamente superficial,  gobernada por los gestos que imponía la educación.

 

Pasaron unas pocas semanas hasta que Eduardo la invitó a cenar y al cine y descubrió que Eva era una agradable compañía. Tenían muchos gustos en común y no tardó en enredarse con su capricho y enamorarse. Eva le correspondió y entonces empezaron a hablar de vivir juntos. Follaron una docena de veces, las justas para constatar que no había diferencias sexuales indeseadas. Eduardo  olvidó su primer impulso, su fijación por el culo de Eva. Aquél trasero dejó de ser su objeto y lo tomó como una parte del cuerpo de la mujer por quién sentía afecto.

 

Eva se mudó al piso de Eduardo. Cumplieron con todas las rutinas, los nuevos arreglos y las caricias. Una noche, después de una larga preparación amorosa, deslizó un dedo entre las nalgas de Eva y encontró el agujero lubricado por las secreciones vaginales que le habían rebosado. Sin pensárselo un momento, la montó por detrás y, lentamente, dejó que su polla penetrara en el apenas resistente ano. Se hundió en él y ella le correspondió. Y jodieron alegremente por el culo.

 

Sucedió que, en el momento del orgasmo, Eduardo sintió como si la tierra desapareciera bajo sus pies. Tuvo la sensación como si su polla se asomara al vacío y se estuviera corriendo en la nariz de un cadáver.  Tan pronto como el esperma salió de su polla, vio claro todo el esquema. No tenía ningún interés en vivir con esta mujer como si sus vidas fueran gemelas. Todo lo que había deseado era lo que acababa de hacer, follarla por el culo. Pero para llevar a cabo esta pequeña hazaña había tenido que cambiar muchas cosas importantes en su forma de vivir. La distancia que existía entre ellos y que no había percibido porque el impulso sexual se presenta bajo una falsa intimidad, surgió ahora con toda claridad. La complejidad que le había parecido tan enorme se había reducido de inmediato a un simple hecho: que quería estar solo. Y el factor de incertidumbre siguió siendo desesperadamente el mismo.

 

Pero rechazó inmediatamente lo evidente y continuó la farsa de vivir con ella.

 

Pronto, ambos presentaron el aspecto de infelicidad apenas simulada que caracteriza a quienes viven juntos por miedo y no por amor. Se convirtieron en la típica pareja. Eva siguió siendo atractiva y amistosa; Eduardo siguió amándola. Pero el sentido de "nostredad" impartido por la falsa valoración de la distancia había desaparecido. Ahora lo suplantaba con un "nosotros" ficticio.

 

Durante dos años continuaron esta complicidad culpable. Cuanto más tiempo insistían, más servía la función social para remendar el eslabón roto. Para acomodarse a la mentira, decoraron el apartamento, sirvieron los mejores manjares en sus fiestas, fueron al cine juntos y construyeron un lenguaje privado basado en su mutua apreciación de aquellas obras de arte. En resumen, se convirtieron en una atractiva pareja al día.

 

Pagaron su infelicidad con el fracaso. Tras la histórica noche en que la folló por el culo, Eduardo perdió el incentivo de su deseo por ella. Y cuando decayó su energía, Eva se retiró a su antigua frigidez caracteriológica. Si bien gozaban follando, ya no se sentían transportados sino a los reinos más vulgares. Eduardo nunca volvió a follarla por el culo. Eva, cada vez más aburrida, se lió con los movimientos de liberación que empezaban a ponerse de modo con los liberales de izquierda hasta que, tal y como era de prever, conoció a un negro marxista que no se hacía ilusiones con el aspecto más sobresaliente del cuerpo de Eva.

 

Una tarde ella no se opuso a que la tumbara en un sofá, le levantara la falda y le metiera la polla en su raja húmeda.

 

Eduardo se enteró pasados unos meses, no por alguna evidencia externa, sino por los cambios que advirtió en ella. A medida que Eva se alejaba de él, renacía su antigua emoción por ella. Llegó incluso a desearla otra vez pero sin poner fe en lo que sentía. Una mañana, cuando ella volvió tras haber pasado la noche follando sin parar con cinco fornidos jóvenes partidarios de la libertad, todo lo que Eduardo pudo sentir fue un ataque convulsivo de autocompasión. Eva se fue aquella tarde. Eduardo, dos días después de eso, se emborrachó de cerveza de barril. Había escapado de la trampa que él mismo se había construído. Le costó dos años.

 

¿Es el agujero algo más que su profundidad? Un coño y una polla pueden actuar recíprocamente, pero ¿puede establecerse una relación entre un hombre y una mujer?

 

El matrimonio une de por vida a dos seres que no se conocen (Honoré de Balzac)

12 comentarios

Para calma, al pan pan y al agujero... pues eso -

Que el matrimonio es la tumba del deseo lo decimos todos, como mínimo, dos veces al día. Cuando nos levantamos y saludamos al personal con un gruñido y al acostarnos cuando nos giramos en la cama sin antes sonreir a nuestra pareja. Por eso no le eches la culpa al matrimonio, si no a cada uno de nosotros.

Por cierto. Espero que los dioses tengan capacidad de realizar todas aquellas actividades que tanto nos gustan a los mortales. Te lo digo porque los pobres se deben aburrir un montón.

Un beso sin calificativos ni conservantes. Vamos al natural.

calma -

Buenooooo, la que tienes liada con el agujero o los agujeros, pues yo te diría que si, que da mucho gusto cuando entra justo, pero que como no haya algo más detrás de esos orificios pues justito sirven para reglar y cagar, toma ya¡ que fisna que soy, es más, preferible hacerse un dedo... o dos, jeh.
El matrimonio es la tumba del deseo, según dijo no sé quien, seguro que alguien que se casó más de una vez.
He leído todo lo anterior y como siempre cautivada me dejas, estoy yo un poco ajetreada con los 18 de mi hija que cumple dentro de una semanita, es por ello que llevo días sin visitar a mis dioses. Lo dicho, que me encanta todo lo que escribes, disfruto de verdad con tus textos.
Un beso enooooorme

Para las debatientes que no debaten, en completa armonía -

Un agujero siempre será un simple agujero. No hay que buscarle más. Es un orificio con más o menos profundidad, con más o menos anchura, con más o menos armonía en cuanto a su construcción. Pero no le pidáis más a un agujero... Ahora bien ese orificio puede convertirse en una obra de arte, en un objeto de placer o en cualquier otra cosa que NOSOTROS y solo nosotros queramos. Vamos que el agujero nunca dejará de ser un simple agujero si nosotros no dejamos que deje de serlo...

"La realidad no existe si no hay imaginación para verla" (Paul Auster)

Oso Cavernario -

María clavaste esa definición

María -

Me vais a permitir que discrepe, aqui hay poco debate posible. El augujero en si mismo tiene poca o ninguna importancia, por tanto la respuesta sería SÍ, es mucho más que su profundidad, es su entorno,su situación, lo que despierta, lo que produce, lo que seduce, lo que alimenta, lo que esconde, lo deseado, lo prohibido...sino, no dejaría de ser un agujero más.

Oso Cavernario -

sigamos pues el debate......

Para Oso Cavernario, pasándome el agujero -

Eso, te contesto y nos quedamos sin debate. Con lo animado que se estaba poniendo esto hoy ;)

Oso Cavernario -

Porqué no respondes tu a esa pregunta ¿Es el agujero algo más que su profundidad?....

Para María, buscándose amigos entre colegas -

Mujerrrrrrrrrr pero no me digas eso que me fastidias el negocio. Las personas tienen que seguir casándose, comprometiéndose, queriéndose y, sobre todo y después de haber disfrutado de todo eso -que uno tiene también su corazoncito y desea que se lo pasen bien- divorciarse, romper compromisos y odiándose. Y cuantas más veces mejor... para el que suscribe.

Para Abril, por el conocimiento empírico -

Es decir que para ti todo depende de la profundidad ... del sentimiento, por supuesto. Cuestión esa de muy difícil mesura porque cada cual tendrá su propia vara para establecer medidas y ya se sabe que si empezamos a comparar no nos pondremos de acuerdo. Y si en eso no nos ponemos de acuerdo imposible se hará la segunda (respuesta)

Besos superficiales para ti también.

María -

Culos, coños y pollas interactuan dependiendo de la relación establecida y siempre inversamente proporcional a ella...más de una, menos de la otra.Conclusión: Si quieres conocer y disfrutar de otra persona, no te cases con ella.

Abril -

Difícil planteamiento el de hoy. A la primera pregunta te puedo decir: Sí, el agujero puede ser, según los sentimientos de los que vaya acompañado, algo más que un simple orificio.
La segunda te la contesto en cuanto haya experimentado con la primera.

Besos.